15/03/2017
El Nuevo Audi Q5 visita lugares emblemáticos de Badajoz
Ahora que por fin ha llegado el buen tiempo, salimos de paseo por Badajoz con la nueva versión del emblemático Audi Q5.
Un modelo que destaca por su alta eficiencia. Con el motor 2.0 TDI de 110 kW (150 CV) acoplado a un cambio manual de seis velocidades que transmite la potencia a las ruedas delanteras, el SUV ofrece un consumo medio de combustible de sólo 4,5 l/100 km, configurando una variante de acceso a la gama que se beneficia de la exención del Impuesto de Matriculación, quedando el precio de partida en 40.550 euros.
Con él visitamos la Plaza Alta de Badajoz:
El espacio que hoy ocupan la Plaza Alta y la de San José era un espacio único hasta el S. XVII. Su gran cercanía al Alcázar y a la Puerta del Capitel harían posible que en este espacio se asentase el zoco o mercado. En el S. XV la mayoría de las casas en esta época eran de judíos y moriscos, que irían desplazando posteriormente otras familias cristianas, el concejo y la propia iglesia. A finales del S. XV el concejo de la ciudad levanta el Ayuntamiento en la Plaza Alta. La otra parte de la plaza obedece al intento en el S. XVII de convertir la vieja Plaza Pública de la ciudad en una verdadera Plaza Mayor porticada. Según aparece en la página web de la Oficina de Turismo de Badajoz.
De ella bajamos a Puerta Palmas, que es uno de los monumentos más emblemáticos de Badajoz.
Se trata de una entrada a la ciudad realizada en su recinto amurallado. De ella partía el camino que conducía a Portugal y, por su situación, ha sido el enlace entre la corte española y portuguesa y paso obligado de las comitivas reales de ambos países cuando había que celebrar enlaces y otros encuentros. Se construyó a partir de 1460, en la misma fecha que se le da al Puente de Palmas, con el que se conecta directamente. Su nombre se debe a las palmeras que tradicionalmente la han acompañado. Su monumental construcción y su bello porte la hacen ser la más importante de Extremadura en su clase. La cara exterior presenta un arco en piedra, en el que está el gran escudo imperial de Carlos V, sobre el que destacan dos medallones con bustos pertenecientes a miembros de la familia real (posiblemente el Emperador Carlos V y a su mujer Isabel de Portugal), y una inscripción en la parte superior dedicada a Felipe II en 1551. La fachada interior es más sencilla, pero presenta una capilla que alberga la imagen de la Virgen de los Ángeles.
Continuamos por el Paseo Fluvial y llegamos al Puente Real:
Inaugurado en 1994, es el cuarto puente sobre el río Guadiana a su paso por Badajoz. Se llama Real porque dos años antes fueron los Reyes de España quienes pusieron la primera piedra en el inicio de su construcción. Se trata de un puente atirantado de luces que se prolonga, sin solución de continuidad, con un viaducto de acceso formado por seis vanos de treinta y dos metros, totalizando una longitud de 452 metros incluyendo los vuelos del tablero en los estribos. Es un puente moderno, con carril para bicicletas, imponente como vista panorámica y une la zona más nueva de la ciudad con la Avenida de Elvas.
Nuestra última parada la realizamos para admirar las vistas de la Alcazaba de Badajoz:
La Alcazaba es un recinto amurallado de 8 hectáreas que protegía la ciudad musulmana. Está jalonada por torres o albarranas, entre las que destaca la torre de Espantaperros. Sobre la muralla, a la que se accede por las torres, el turista puede pasear y disfrutar de las bellas vistas de la ciudad. La alcazaba se erige sobre el cerro de la Muela, y limita con el río Guadiana por el Norte y el arroyo Rivillas por el Este, situándose en un lugar estratégico para la defensa de la ciudad. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1931 y su construcción comenzó con el objeto de proteger la Badajoz musulmana fundada por Abd-al Rahman Ibn Marwan en el año 875. Sin embargo, se reforzó en los siglos posteriores, por lo que la mayor parte, procede de la época almohade (s. XII-XIII). La parte superior de la muralla y las torres, se comunican en un agradable paseo de ronda o adarve, al que se accede por escaleras interiores, y que permite al visitante disfrutar de excelentes vistas de la ciudad. Las torres que jalonan la muralla se llaman albarranas, y su función era reforzar su defensa en las partes más débiles o defender un punto estratégico. La más importante de estas torres, por su tamaño y estilo arquitectónico, es la torre de la Atalaya, más conocida como torre de Espantaperros, y utilizada como modelo en la ulterior construcción de la torre del Oro de Sevilla. De planta octogonal, al estilo almohade, presenta tres cuerpos diferenciados: el inferior es macizo, el central comunica con el adarve y está protegido por dos torrecillas, y el superior, de ladrillo, fue añadido en época cristiana para servir como campanario, y envuelve una torrecilla almohade en la que se ven arcos ciegos y entrelazados. Otros elementos de interés son las puertas de la alcazaba, destacando la puerta del Capitel y la puerta del Alpéndiz, ambas con entrada en recodo, para impedir el acceso rápido y directo del enemigo, y permitir una mejor vigilancia. En el interior del recinto se encuentra el palacio de los Duques de la Roca, del siglo XVI, que en la actualidad acoge el Museo Arqueológico Provincial.